ÁNGELES MATEO. Directora de la Unidad de Igualdad de la ULPGC

Entrevistamos a

30 Sep 2013

ÁNGELES MATEO. Directora de la Unidad de Igualdad de la ULPGC

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“Mi prioridad es revisar el diagnóstico de la realidad de mujeres y hombres en la ULPGC para después elaborar un Plan de Igualdad"

“Mi prioridad es revisar el diagnóstico de la realidad de mujeres y hombres en la ULPGC para después elaborar un Plan de Igualdad”

 

Al amparo de la Secretaría General de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria se desarrolla la actividad de la Unidad de Igualdad de esta Universidad, que desde hace poco meses encabeza una nueva Directora, la profesora Ángeles Mateo. Las recientes jornadas de formación entre la comunidad universitaria ha sido una de sus primeras iniciativas en el cargo.

 

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1. ¿Cuál es el objetivo con el que nace la Unidad de Igualdad de la ULPGC? ¿Y por qué se hace necesaria una Unidad de Igualdad en una institución universitaria?

La Unidad de Igualdad surge a instancias normativas de la Ley de Igualdad, ley orgánica 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad efectiva entre mujeres y hombres. En cuanto a las disposiciones organizativas se decreta (artículo 77) la creación de Unidades de Igualdad en todos los Ministerios para que desarrollen las funciones relacionadas con el principio de igualdad entre mujeres y hombres en el ámbito de las materias de su competencia. Ahora bien, en la Ley orgánica 4/2007, de 12 de abril, se señala que, puesto que no debemos olvidar el papel de la universidad como transmisor esencial de valores, esta institución debe estar implicada en el reto que supone conformar una sociedad tolerante e igualitaria, en la que se respeten los derechos y libertades fundamentales de igualdad entre hombres y mujeres. Por este motivo, además de establecer sistemas que permitan alcanzar la paridad en los órganos de representación y una mayor participación de la mujer en los grupos de investigación, debe remover los obstáculos que impiden a las mujeres lograr una presencia en los órganos de gobiernos de las universidades y en el nivel más elevado de la función docente e investigadora. Todo ello junto con la creación de programas específicos sobre la igualdad de género y el impulso de políticas activas para garantizar la igualdad de oportunidades.

Es así como nacen las Unidades de Igualdad entre las estructuras de organización de las universidades, con el fin de que propicien todas aquellas funciones relacionadas con el principio de igualdad entre mujeres y hombres.

Con respecto a la ULPGC, la Unidad de Igualdad se aprobó en Consejo de Gobierno el 21 de julio de 2010, coincidiendo prácticamente con la Ley Canaria de Igualdad entre mujeres y hombres, que es del mismo período, de 26 de febrero de 2010. En ella también se señala la finalidad de las Unidades de Igualdad: impulsar, coordinar e implementar la perspectiva de género. Estas acciones son las que queremos propiciar desde la Unidad de Igualdad de la ULPGC, objetivos que en un primer momento se marcó Dña. María Luisa Iglesias Hernández, mi antecesora en el cargo, y que son los mismos que me guían a mí desde el 24 de abril de 2013, fecha de mi toma de posesión.

 

2. En este curso académico se inicia su actividad 'formadora'. ¿Qué cursos se imparten y qué valoración hace de la participación y los debates suscitados en ellos?

Desde la Unidad de Igualdad de la ULPGC queremos fomentar la formación e investigación universitaria con perspectiva de género, por dicho motivo es por lo que organizamos unas Jornadas Formativas en materia de igualdad entre mujeres y hombres. Dichas Jornadas, subvencionadas por el Instituto Canario de Igualdad del Gobierno de Canarias, fueron impartidas por Mª José Guerra Ortega, representante de Fundación Mujeres, una organización no gubernamental sin ánimo de lucro desde la que se trabaja en la puesta en marcha de proyectos de intervención en los diferentes ámbitos de la participación social, política, económica y cultural, con el objetivo de lograr que la igualdad de oportunidades sea real y efectiva. En este sentido se ofrecieron propuestas de intervención dentro del sistema universitario para la educación en igualdad.

Las Jornadas estuvieron dirigidas a toda la comunidad universitaria: desde el equipo de gobierno rectoral, hasta los reponsables de unidades administrativas, personal de administración y servicios, personal docente y alumnado. A través de estas Jornadas se reflexionó sobre el significado de la igualdad entre mujeres y hombres en el ámbito universitario, se conoció el contexto normativo de las políticas de igualdad en el ámbito universitario o se conocieron las estrategias e instrumentos de integración entre hombres y mujeres en la propia ULPGC.

Fueron unas Jornadas muy positivas, a mi juicio, porque no sólo significó visibilizar a la Unidad de Igualdad de esta Universidad, sino porque la asistencia así lo confirma, cerca de 180 miembros de la comunidad universitaria, y tras leer el cuestionario de satisfacción que pasamos a cada asistente se desprende que estas Jornadas han sido muy bien acogidas, además, se animó a la Unidad de Igualdad de la ULPGC a que continúe por el camino de la formación. Lo cual significa un gran logro, no sólo por el interés despertado sino sobre todo por los enjundiosos debates que se suscitaron en torno al género y a la igualdad entre mujeres y hombres en el ámbito universitario.

 

3. ¿Cuáles serán, a partir de ahora, las prioridades de esta Unidad y de usted como Directora?

Las prioridades que nos guía ahora son, por un lado, la revisión del Diagnóstico de la realidad de mujeres y hombres en la ULPGC. El Diagnóstico con el que contamos corresponde al curso académico 2010/2011 y fue elaborado por Dña María Luisa Iglesias. Dicho informe puede ser consultado en la página web de la Unidad de Igualdad, en el apartado Observatorio de Igualdad de Género: http://igualdad.ulpgc.es/

La revisión de este Diagnóstico nos permitirá actualizar los datos, analizarlos y establecer las conclusiones oportunas que nos posibilite afrontar la realización del Plan de Igualdad de la ULPGC. Estos son los pasos que nos marcamos, pues todo Plan de Igualdad debe de ir precedido de un Diagnóstico que refleje, de la manera más fiel posible, la participación de mujeres y hombres en el ámbito de la docencia, la investigación y la gestión en nuestra comunidad universitaria. El análisis cuantitativo y cualitativo de los datos nos proporcionará información para identificar fortalezas y limitaciones que pudieran obstaculizar la igualdad real de oportunidades entre mujeres y hombres, y que servirá como punto de partida para poner en marcha políticas de igualdad de género que respondan a las necesidades específicas de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. Una vez revisado el Diagnóstico abordaremos el Plan de Igualdad. Todo ello sin dejar de impulsar, coordinar e implementar la perspectiva de género a través de la formación, para lo cual se hace necesaria la colaboración de la comunidad universitaria.

 

4. ¿En qué consiste un Plan de Igualdad?, y en el caso de una institución universitaria y, concretamente en el que se va a elaborar en la ULPGC, ¿qué datos va a aportar o recoger?

Se entiende por Plan de Igualdad al conjunto sistematizado de objetivos, medidas y criterios de actuación de las administraciones públicas, empresas, instituciones u organizaciones dirigidas a favorecer la igualdad de trato y oportunidades entre mujeres y hombres, así como a adoptar y realizar acciones positivas para que la igualdad sea real y efectiva, lo que implica la eliminación de todo tipo de discriminación por razón de género. El Plan de Igualdad de la ULPGC parte con la conciencia de que se debe respetar la igualdad de trato y de oportunidades en todos los ámbitos y, por ende, en el universitario. Con esta finalidad adoptará medidas dirigidas a evitar cualquier tipo de discriminación entre mujeres y hombres. Recordemos que la Ley de Igualdad, ley orgánica 3/2007, de 22 de marzo, a la que hice referencia anteriormente, establece que en el caso de las empresas de más de doscientos cincuenta trabajadores se hace necesario elaborar y aplicar un plan de igualdad que incluya medidas dirigidas a promover condiciones y relaciones laborales de igualdad entre mujeres y hombres.

Así, pues, todos los planes de igualdad —incluido el nuestro— deben contemplar actuaciones integrales en relación con el conjunto de desigualdades de género que hayan sido evidenciadas en el Diagnóstico. Por lo general, atendiendo a lo que se pone de manifiesto en las empresas, se hace hincapié en los siguientes aspectos: condiciones de acceso al empleo; contratación; estabilidad laboral; promoción; igualdad de retribución por trabajo de igual valor; eliminación de la segregación vertical y horizontal; conciliación de la vida familiar y laboral; relaciones laborales no discriminatorias; protección frente al acoso sexual y al acoso por razón de sexo; representación equilibrada de mujeres y hombres; aplicación de criterios de lenguaje, comunicación y publicidad no sexistas; criterios y mecanismos de actuación, seguimiento y evaluación de impacto de género, entre otros. No obstante, como subrayé más arriba, todo Plan de Igualdad debe de ir precedido de un Diagnóstico, pues son los datos que de él se derive lo que nos proporcionará información para identificar fortalezas y limitaciones que pudieran obstaculizar la igualdad real de oportunidades entre mujeres y hombres en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, y que servirá como punto de partida para poner en marcha políticas de igualdad de género que respondan a las necesidades específicas de la ULPGC.

 

5. A su juicio, ¿cuáles son las principales consecuencias de que no exista una conciencia de igualdad de género en instituciones tan emblemáticas como en el ámbito universitario?

A esta pregunta se ha dado respuesta en los diferentes debates que se suscitaron en las Jornadas formativas en materia de igualdad, puesto que algunos de los asistentes afirmaron que la igualdad era ya una realidad manifiesta y aún más en el ámbito universitario. Si bien es cierto que existe una igualdad formal, aquella que nos dicta que mujeres y hombres son iguales en dignidad humana y en derechos y deberes, es decir, igualdad ante la ley, y que la Ley orgánica de Igualdad nace con el objeto de hacer efectivo ese derecho de igualdad, de trato y de oportunidades entre mujeres y hombres, regulando y estableciendo medidas para alcanzar una sociedad más democrática, más justa y solidaria, en algunas ocasiones la igualdad real y efectiva no se da. Con la discriminación sucede lo mismo, por el hecho de que en la Universidad mujeres y hombres tengan igualdad de retribución por el mismo trabajo se da por supuesto que la igualdad ya está conseguida. Pero, como señalaba antes, existe una discriminación indirecta, aquella que debido a un criterio o práctica, aparentemente neutros, coloca en desventaja a personas de un sexo frente a personas del otro. Esta es una discriminación más sutil, de la que a veces cuesta percatarse y que remite a esa construcción social y cultural del conjunto de roles y valores transmitidos y aprehendidos por mujeres y hombres a través de los procesos de socialización y educación, generalmente por oposición entre ambos y con desigual valor social: lo masculino versus lo femenino.

A esta construcción que se hace a partir de las diferencias biológicas es a lo que llamamos género.

A la Unidad de Igualdad de la ULPGC le quedan muchos retos pendientes, algunos de ellos han sido igualmente esbozados en las Jornadas: incrementar la inclusión en los planes de estudio de enseñanzas en materia de igualdad entre mujeres y hombres, postgrados específicos, investigaciones especializadas desde la perspectiva de género, velar por la conciliación de la vida personal, familiar y laboral, eliminar el uso de un lenguaje sexista y excluyente, fomentar la promoción del acceso de las mujeres a los cargos directivos, así como su participación y composición equilibrada en todos los órganos de representación y decisión…, estos son tan sólo algunos. Conseguir la plena igualdad no es tarea fácil, pero, y con esto volvemos a las palabras del inicio, no debemos olvidar el papel de la universidad como transmisor esencial de valores, por lo que esta institución debe estar implicada en el reto que supone conformar una sociedad tolerante e igualitaria, en la que se respeten los derechos y libertades fundamentales de igualdad entre hombres y mujeres. Dicho reto es el que nos anima.

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