PABLO DORS. Sacerdote y escritor

“La Universidad debe ser un lugar de enseñanza universal”

El sacerdote y escritor Pablo Dors visitó en noviembre la ULPGC para participar en las actividades del IV Memorial José Alonso, que recuerdan cada año al ex director del Aula Manuel Alemán de Pensamiento y Fe. Dors, que también es miembro del Consejo de Cultura del Vaticano, ofreció la conferencia titulada ‘El arte de la meditación. La aventura del silencio interior’.

1. Usted es una extraña mezcla de sacerdote y escritor de éxito. Resulta curioso que con la desafección actual que existe hacia la Iglesia, usted tenga tantos seguidores. ¿La práctica de la meditación de la que usted es fiel defensor tendrá la culpa de ello?

En realidad yo me defino como un hombre de la palabra y un hombre del silencio. En virtud de la palabra, soy escritor, y en virtud del silencio, soy sacerdote. Siempre he defendido el vínculo profundo entre la experiencia religiosa y la experiencia artística. Creo que en este momento actual en el que hay una saturación grande de palabras, necesitamos palabras, pero que nazcan del silencio, que nazcan de la autenticidad de las personas. Y seguramente la gran expectación de mis ensayos radica en eso, que incluyo palabras que nacen de una experiencia muy humilde. Meditar es un acto de humildad, porque meditar es ponerse a la escucha, por lo tanto, el que está a la escucha no está dando, sino recibiendo: por eso creo que mis lectores perciben esta humildad.

2. Usted acude a la ULPGC para participar en el Memorial José Alonso, y precisamente su conferencia versa sobre este silencio interior. ¿Cómo se llega a él, cómo es esa aventura?

En el fondo es muy sencillo porque todo lo espiritual es sencillo. Se trata de escuchar lo que somos. Lo que somos, normalmente no nos gusta y por eso solemos desviar nuestra atención. Pero si lo miramos con una actitud benevolente, podemos empezar a cambiar y empezamos a reconocer que en la entraña de todo lo oscuro hay una luz. Lo que vamos purificando, cuando entramos en el silencio, es el ego, y vemos la realidad tal cual es, sin pasar por el filtro de nuestro ego.

3. Sin embargo, resulta muy difícil centrarse en este silencio en la vida cotidiana…

No es difícil, sólo es ponerse a ello. Sólo es cuestión de ponerlo en práctica, pero con disciplina. Si no nos sentamos para ponernos a ello, no es porque no podamos, sino porque no estamos dispuestos a aprender, no queremos ser humildes, no queremos escuchar.

4. La ULPGC creó hace varios años el Aula Manuel Alemán sobre creencias, sobre la fe y las utopías. ¿Es usual que una universidad pública integre en la formación de sus estudiantes este tipo de aulas con estos contenidos?

No sé si es usual. Tiendo a pensar que no lo es, pero me encanta que exista una universidad en España que tenga esta sensibilidad. El problema de la transmisión del saber es que se ha convertido en una mera transmisión de información, pero no en una verdadera propuesta de formación. Es muy distinto instruir que educar, que es una dimensión que va mucho más allá de lo meramente intelectual. Y esta apuesta de la ULPGC claramente abre a ese horizonte. La Universidad debe ser un lugar de enseñanza universal, no solamente particular, que es lo que se ha fomentado con las especialidades en las titulaciones. Y eso no es armónico, no “construye” a una persona.

5. Es usted miembro del Consejo de Cultura del Vaticano. ¿A qué se dedica este Consejo?

El Vaticano está divido en distintos decasterios, y hay uno de cultura con catorce miembros estables que son todos cardenales, y luego hay treinta consejeros, de los cuales, en España, somos dos. Yo fui designado por el Papa Francisco hace dos años y medio. Esto supone ser el portavoz de la dimensión cultural del Vaticano, y de las relaciones Iglesia-Sociedad en España. Es una cadena de transmisión que tenemos hacia el Vaticano, porque periódicamente nos piden informes sobre el ámbito cultural, en el sentido amplio de la palabra.