CÉSAR BONA. Mejor maestro español en 2014

“El sistema educativo español sigue siendo, principalmente, memorístico”

El profesor de Primaria César Bona, considerado como ‘el mejor profesor de España’ y el único español nominado a los premios Global Teacher Prize en 2014, fue el encargado de pronunciar la conferencia inaugural de las Jornadas de Innovación Educativa organizadas por la Facultad de Ciencias de la educación. Su conferencia se tituló “Escuchar para educar: Claves para la Innovación”.

1. ¿Qué ha querido transmitir con su conferencia a los estudiantes de la Facultad de Ciencias de la Educación?

Estoy muy contento de participar en unas jornadas que se desarrollan en una Facultad de Ciencias de la Educación, porque nos estamos dirigiendo a cientos de futuros maestros. Yo les he comentado cuestiones muy obvias, pero sobre todo, les he insistido en que seamos conscientes de que cada día vamos a ser influencia para los niños y que no solo podemos educar en el conocimiento, sino que hay que educar en otros ámbitos para los que tenemos muchas herramientas en las escuelas, para “el ahora” y para “el futuro”. Por eso me hace especial ilusión participar en estas jornadas, en donde hay muchos talleres, y que considero un movimiento valiente, porque se trata de “parar” durante dos días en una universidad, para reflexionar junto, y en donde la participación de los estudiantes es muy importante.

2. Usted fue nominado en 2015 a los Global Teacher Prize, que podrían ser los Premios Nobel de los profesores, entre 50 candidatos de todo el mundo. ¿Cuál es su trayectoria?

No soy el único nominado. Este año ha sido nominado otra persona, David Calle, un youtuber que enseña matemáticas y física. Yo soy maestro, hice filología inglesa y después Magisterio. Pero yo no tenía vocación, porque no sabía lo que quería hacer ni siquiera en la Universidad… y para ganarte la vida echas currriculums en muchos lados, y un día me vi en un aula con 25 niños. Ese día supe, realmente, lo que quería ser y supe de la importancia de ser maestro.

3. ¿Cuáles son las cualidades que destacaría para ser un buen maestro?

Para mí, la primera de todas es tener buen corazón, porque vamos a ejercer una influencia en los niños. El maestro ha de ser respetuoso consigo mismo, con los demás, con el medio ambiente, con las diferencias… Ha de ser creativo, curioso, humilde, dialogante… Y también debemos tener conocimiento para compartir, así como tenemos que saber escuchar e invitar a los niños a que compartan lo que saben.

4. ¿Cómo valora el sistema educativo español?

Primero quiero comenzar con un comentario positivo: hay miles de maestros que están deseando formarse, miles de maestros con ilusión, pero que siguen pensándose “islas”, que siguen pensando que están solos. Y no estamos solos. Somos muchos los que tenemos ganas de dar un paso adelante. Todo evoluciona: la tecnología, el transporte, la comunicación… y la educación, obviamente, ha de evolucionar también. Pero ese paso que ahora denominamos “innovación” ha de servir simplemente para pensar que hay cosas que se hacían bien hace 30 años, que funcionaban, que funcionan ahora y que funcionarán dentro de unos tantos años. ¿Cuál es el problema? Por lo general, el sistema educativo español sigue siendo un sistema memorístico, en donde se dan respuestas que los niños y jóvenes deben repetir. Y se olvida del proceso, que es investigar, compartir, el dialogar o el preguntarse algo tan básico como el para qué les va a servir eso hoy. Debo decir que he estado en unas cuantas escuelas en las que se trabaja mucho en torno a este proceso. Se trabaja la reflexión, se les pregunta a los chicos: “Esto que has aprendido hoy, ¿para qué lo vas a utilizar?”…

5. ¿Cómo se plasma, entonces, en hecho reales, esa innovación educativa?

La innovación educativa es mirar hacia dentro. Es pensar que el cambio educativo ha de empezar en uno mismo y que todo lo que exijamos a los niños, debemos tenerlo nosotros. Somos seres sociales, no individuales, por tanto debemos educar para que los chicos miren alrededor y hagan algo por mejorar la sociedad donde viven, básicamente.