Entrevistamos a
SALUSTIANO MATO
En la actualidad, el catedrático de Zoología y ex Rector de la Universidad de Vigo, Salustiano Mato, es vicepresidente adjunto de la Conferencia de Rectores de Universidades Españolas y el encargado de desarrollar un informe sobre la transferencia del conocimiento y su impulso en el sistema universitario español, para que la sociedad y el entorno económico de nuestro país se beneficie de este potencial científico y tecnológico que se desarrolla en los laboratorios universitarios.
1. Usted es un firme defensor de potenciar la transferencia del conocimiento en la Universidad. ¿Por qué, aún en la actualidad, se valora tanto los años de investigación de un docente en la universidad española, y todavía no se hace lo mismo con la transferencia de ese conocimiento a la sociedad?
Es cierto, es una asignatura pendiente, aunque ya la estamos poniendo en marcha. Lo fundamental de la universidad es que sea un auténtico agente de desarrollo de nuestra sociedad: formando bien, a través de la docencia a nuevos titulados que construyan el futuro de la sociedad en la que vivimos; y como segunda misión es necesario crear conocimiento a través de la investigación; pero también es fundamental trasladar ese conocimiento a toda la sociedad. Históricamente hemos puesto el acento en controlar la calidad docente, más que en la labor investigadora. Pero creo que también tenemos que premiar la docencia, cuando está bien hecha, no solo controlarla, para crear un estímulo; y sobre todo tenemos que premiar la transferencia del conocimiento para impulsarla. Cuanto mejor hagamos esa transferencia del conocimiento, mejor le irá a la sociedad en la que vivimos, porque nos conduce al progreso social.
2. En otros países, esta transferencia de la investigación, ya está metida en el ADN del investigador, desde hace muchos años, y sin embargo en países como España eso no ha ocurrido…
Sí, pero de forma incompleta, por ejemplo, en Estados Unidos. Lo que hemos hecho desde la CRUE es precisamente revisar el concepto de transferencia del conocimiento en todo el mundo, y hemos llegado a la conclusión de que debemos hacerlo de una manera más completa y más amplia de lo que se hace hoy en día en los países más avanzados. Por eso nuestra definición de transferencia de conocimiento no es solo transferir el conocimiento para el crecimiento económico, sino también se busca transferir el conocimiento a las instituciones públicas, a las instituciones que toman decisiones, a todos los gobierno. Porque si hacemos bien esta transferencia a nuestros gobiernos, al final surgirán mejores políticas públicas, el buen gobierno. Y lo más importante y más olvidado es transferir el conocimiento de forma directa a la sociedad, con el que se cubren muchos aspectos y se sirve a los ciudadanos directamente, y esto se hace para ayudar a la sociedad en el ámbito de la igualdad, en la inclusión social, la cultura, la empleabilidad, la cooperación al desarrollo…
3. ¿Y cuál es el modelo que usted defiende para valorar dentro del sistema universitario esta transferencia del conocimiento, para incentivar a los investigadores a que la lleven a cabo?
El modelo se resume en un molino de cuatro aspas. Es un modelo nuevo a nivel internacional y donde situamos a la universidad como uno de los principales generadores del conocimiento en la sociedad, y está pensado para decirle a la universidad qué tiene que hace con ese conocimiento. Si la universidad, por tanto, es el eje de ese molino, el conocimiento que se genera en ella tiene que ir de forma natural a un aspa de ese molino, que son otros generadores de conocimiento, que son otras universidades u otros centros públicos y privados, y esto es lo que produce ciencia excelente. Esto ya lo hacemos de manera natural y, como además, nos lo premian a los docentes con los sexenios de investigación, ese aspa funciona muy bien. Pero otra de las tres aspas son lo que denominamos mercado, que serían las empresas, spin-off, los centros tecnológicos,… todo lo que genera crecimiento económico y empleo, resolviendo los problemas que tienen las empresas a través de crear nuevos productos, mejorar sus procesos, y esto permite el crecimiento económico. La otra aspa se refiere a la transferencia de conocimiento a las instituciones públicas, tal y como comenté antes. Y la cuarta aspa es la transferencia al ciudadano, a través de la difusión científica, pero también a través de organizaciones sociales, movimientos civiles, vecinales… y esta aspa es la más importante, porque es la que más van a sentir los ciudadanos de forma directa, y les llegamos al corazón así. Si queremos ser la Universidad del siglo XXI tenemos que ser queridos, llegar al corazón de las personas transfiriendo nuestro conocimiento.
4. Y esto, ¿se traducirá en un nuevo modelo de evaluación de la labor científica en las Universidades?
Pues una vez que ya tenemos un modelo en el que hemos definido la transferencia del conocimiento: qué hacemos y para qué; ahora, con el informe de la CRUE hemos hecho la propuesta de cómo evaluarla, cómo medirla para impulsarla. Y de ahí nacen aplicaciones prácticas para premiar estas transferencias del conocimiento, incentivo que salió publicado en diciembre, llamado sexenio de transferencia, al igual que hay desde hace 30 años unos tramos de investigación que son fundamentales para la carrera profesional y académica del docente y para llegar a catedrático en la Universidad. Tras este informe elaborado, el Ministerio fue valiente y nos pidió que la concretáramos y ahora evaluaremos a todos los investigadores que se han presentado en una convocatoria del Ministerio para que se les reconozcan estos sexenios.
5. Esto es histórico en nuestro sistema universitario…
Efectivamente, es un cambio absoluto, un hecho histórico. Porque este sexenio ya nos define cómo valorar las cosas que hace la gente de la Universidad y transfiere el conocimiento, para premiarlas y con ello estamos animando a todo el mundo a que hagan esta transferencia.