Entrevistamos a
Belén Garrido
Esta joven arquitecta de 24 años presentó su Proyecto Fin de Título el pasado mes de noviembre de 2018, un trabajo tutorizado por los profesores de la ULPGC Héctor García y José Antonio Sosa, y con el que alcanzó la nota más alta, un 10. Ha sido este mismo trabajo, basado en una idea original de reposición de viviendas en una playa de Gran Canaria, la que le ha valido obtener el Primer Premio, en la modalidad de Edificio Residencial, del Concurso Internacional ‘Rethinking Competitions’. En la actualidad, Belén se encuentra en Portugal, realizando una estancia de prácticas Erasmus+ en un importante estudio de arquitectura del país.
1. Enhorabuena por este premio al proyecto al que pusiste un título muy curioso: 'Ni cocina, ni cocino, COCINE'... ¿Nos explicas por qué?
¡Muchas gracias! El proyecto es el resultado de un estudio y análisis urbano, social y teórico que gira en torno a la relación que guardan los conceptos de familia, casa y mujer y a la evolución de esta última con respecto a las anteriores. Uno de sus objetivos principales es facilitar la desvinculación de la mujer del espacio doméstico a través de la arquitectura. “Ni cocina, ni cocino, COCINE” es un juego de palabras con un doble sentido que hace parodia de la errónea expresión “Ni machismo, ni feminismo, igualdad”. Por una parte, trata de hacer referencia al género inclusivo en el lenguaje español, y por otra juega con la persona verbal, ni cocina él, ni cocino yo, que cocine otro (en el proyecto los comedores colectivos que se proponen se plantean de forma que el servicio lo lleve a cabo un profesional en el sector y no los habitantes de las viviendas).
2.¿Por qué escoges un edificio que hay en la zona costera de Melenara para sustituirlo y qué es lo que priorizarte en el proyecto?
El hecho de actuar en esta parcela de Melenara y llevar a cabo la sustitución del edificio fue propuesta por el seminario de la asignatura de Proyectos Arquitectónicos VIII en el último curso del grado. El Proyecto Final de Carrera es la continuación, ampliación y desarrollo en profundidad del tema que propuse entonces. Se le da mucha importancia al espacio libre, que funciona como esqueleto configurador de las viviendas, pero priorizan los espacios comunes-colectivos, que además de cubrir necesidades al conjunto residencial, se exteriorizan al ámbito urbano, produciendo una corriente de movimiento entre los usuarios, interactuando y socializando a la vez que se ocupan los diferentes espacios con distintos usos. De forma que la vida urbana del día a día en Melenara se enriquecería, pues en los últimos veinte años el crecimiento principal de este barrio ha sido residencial. Además, vincular los equipamientos con el público rentabilizaría las instalaciones y los ingresos cubrirían los gastos del conjunto total.
3. ¿En qué consisten estos premios a los que te presentaste y qué proyectos se presentaban en ellos?
Rethinking competitions es una iniciativa que surge hace cuatro años por un equipo de arquitectos cuyo objetivo es divertirse con nuestra profesión. Durante este periodo han organizado diferentes concursos. En esta ocasión consistía en presentar el Proyecto Final de Carrera. Se presentaban proyectos realizados a partir de 2010 por profesionales de la arquitectura o ramas relacionadas, pudiendo ser edificios públicos, residenciales o proyectos paisajísticos, cada categoría con su correspondiente premio.
La arquitectura debe plantear cambios en el estilo de vida actual, pero nosotros debemos aceptar que eso supone llevar a cabo algunas transformaciones en el modo de habitar
4. ¿Cómo valoras tu formación en la Escuela de Arquitectura de la ULPGC y el apoyo de tus profesores a un proyecto como este que ha sido tu Proyecto Fin de Título?
El Proyecto Final de Carrera es un proceso de trabajo creativo y técnico que requiere mucho esfuerzo durante un largo período de tiempo. En mi caso fui muy afortunada, mis tutores Héctor García Sánchez y José Antonio Sosa Díaz-Saavedra fueron cruciales en el resultado final. Ambos depositaron plena confianza en mí, lo que además de ser reconfortante, generó como resultado, una mayor seguridad en mi trabajo y un mayor grado de esfuerzo y dedicación en él. Fueron muy atentos conmigo durante todo el desarrollo, diría que es el periodo en el que más he aprendido en distintos aspectos de la profesión a lo largo de la carrera. Estoy muy agradecida.
Bajo mi punto de vista, nos encontramos en un momento sociológico delicado, confuso e incoherente, en el cual el pensamiento del colectivo progresa e involuciona a partes iguales y se cuestionan los límites y la moral de casi cualquier ámbito en todo momento. Es difícil llegar a una conclusión concreta de lo que demanda el colectivo. Tenemos que cuestionar la validez de las soluciones arquitectónicas y urbanas actuales, tanto los profesionales en este campo como las propias personas que ocupan estos espacios. En el caso concreto de la vivienda contemporánea, se enfrenta a numerosas cuestiones que deben ser tratadas. La aparición de nuevos tipos de familia, la fuerte vinculación que sigue teniendo la mujer en el ámbito doméstico, el 53,1% de jóvenes que siguen sin emanciparse, las casi 850.000 personas mayores que viven solas, el considerable incremento de las viviendas compartidas, el cambio climático, la subida de precios del alquiler y venta, la “turistificación” o la cada vez más notable diferencia entre clases sociales son algunas de ellas. No creo que nazca por iniciativa propia del individuo compartir espacios y vivir de forma más colectiva. Sin embargo, sí creo que es necesario un compromiso por ambas partes. La arquitectura debe plantear cambios en el estilo de vida actual, pero nosotros debemos aceptar que eso supone llevar a cabo algunas transformaciones en el modo de habitar.
5. ¿Cuáles son las tendencias arquitectónicas que crees que se están demandando en la actualidad para nuestra sociedad?, ¿están demandando nuevos espacios para vivir de manera diferente como planteas en tu proyecto?