Entrevistamos a
JUANA MUÑOZ
La Catedrática de la Universidad de Otawa y reputada lingüista internacional, Juana Muñoz Liceras, visitó recientemente la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria para ofrecer una conferencia especialmente interesante y, además, muy curiosa en el Acto de Investidura de Nuevos Doctores y Doctoras. El título ya prometía… “La lengua, nuestra lengua… nuestras lenguas y lo que no sabemos que sabemos sobre ellas”.
1. ¿Qué es lo que no sabemos que sabemos de nuestra lengua nativa?, ¿cuál sería, a su juicio, la gran diferencia en adquirir el lenguaje nativo del que se aprende a posteriori?
Para los que adoptamos la visión chomsquiana de la adquisición del lenguaje, cuando el contacto con la lengua se produce desde el nacimiento, de una o de dos (lo que llamamos bilingüismo como primera lengua), decimos que la lengua ‘te crece’, no que la aprendes. Y eso es así no solamente porque genéticamente estamos dotados con la capacidad de adquirir el lenguaje humano (cualquiera de las lenguas naturales) sino por el mero hecho de estar en contacto con el medio, sin tratar de adquirirla (el conocimiento implícito).
Para aprender disciplinas como la Historia o la Geometría, o el lenguaje escrito necesitamos utilizar otras áreas del cerebro, otros aspectos de nuestra capacidad cognitiva que suponen utilizar conocimiento explícito: explicaciones, reflexión, etc. A cualquier niño que no tiene una patología que lo impida y que está expuesto a alguna (a veces más de una) de las lenguas naturales, ‘le crece’ la lengua: a los tres años domina casi como el adulto incluso las oraciones subordinadas.
2. ¿Cree que en España hemos estado y estamos al mismo nivel que otros países europeos en la docencia y metodologías de enseñanza de un segundo idioma?
Creo que en estos momentos los profesionales de la enseñanza de lenguas están al mismo nivel que los de otros países europeos en la formación que reciben, la metodología que utilizan y la investigación que llevan a cabo. Pero también creo que ha sido a partir de las dos últimas décadas del siglo pasado cuando se ha comenzado a lograr esa comparación de la que salimos muy bien parados. Es muy posible que no fuera el caso en los años 60, 70… o incluso al comienzo de los ochenta… pero sin datos que avalen esas afirmaciones, no creo que podamos o debamos llegar a conclusiones tajantes. Por otra parte, no es fácil medir la calidad didáctica o metodológica de los programas. Lo que me lleva a decir que ahora no hay diferencias es sobre todo la consulta de libros de texto, el conocimiento de los programas de formación de profesores y de los encuentros y talleres en los que participan junto con colegas de Europa y también de América.
3. En regiones como Canarias aún es muy importante este aprendizaje de idiomas por su sector turístico y por la población inmigrante. ¿Cree que un déficit en idiomas genera problemas sociales, de adaptación o de desarrollo económico?
Parece obvio que el sector turístico se beneficiaría si pudiera contar con trabajadores que hablaran no solamente el inglés sino también otras lenguas, ya que no todos los turistas se sienten cómodos con el inglés y algunos no lo hablan. En ese sentido, se podrían crear programa co-op en los departamentos de lenguas o de traducción si es que no los hay ya. Es decir, programas en que una parte de los créditos se obtuvieran haciendo prácticas en el sector turístico, en los departamentos internacionales de las grandes compañías o de la banca, etc. Este tipo de programas co-op han proliferado en Canadá en este siglo y también (y eso también se ha hecho aquí con los programas Erasmus) el poner como requisito de diplomatura o licenciatura una estancia en una universidad extranjera. Esto supone sin duda una inversión, pero yo creo que sería algo que se podría financiar e incluir en los presupuestos generales de las universidades para que fuera un requisito obligatorio. Y, desde luego, no se trataría solamente de ir a hacer algún curso fuera sino de poder probar luego que se domina la lengua en cuestión, ya sea el francés, el chino, el árabe o el portugués, y tanto por lo que se refiere a las destrezas orales como a las escritas.
“Sería muy interesante contar con facultades y universidades ‘multilingües’, es decir, con programas en el que las asignaturas se impartieran en varias lenguas… pero esto no parece algo que pueda implantarse fácilmente”
Por lo que se refiere a la población emigrante, en Canadá existen las escuelas que se llaman de ‘herencia’ y que están dedicadas a que los hijos de los emigrantes aprendan a escribir y a leer en la lengua de la casa, la de sus padres. Esto es muy importante para la sociedad canadiense que se precia de tener una política ‘mosaic’ (mosaico) que aspira a que los inmigrantes puedan vivir manteniendo su lengua y su cultura y sean hispano-canadienses o chino-canadienses o… La idea es que el mantener tu lengua y tu cultura no impide que funciones como los canadienses de quinta o sexta generación y no lleva a que existan conflictos sino que enriquece al país en general y al individuo en particular. Esa política se defiende frente a la que se denomina ‘melting pot’ (mezcla indiferenciada) que ha sido la que ha prevalecido en los Estados Unidos
4. En la Universidad del Siglo XXI, el idioma es ya una exigencia en muchas titulaciones, que imparten asignaturas en un segundo idioma. Desde fuera de España, ¿cómo valora la evolución de la universidad española en este aspecto y en otros más docentes, académicos?
Creo que los últimos treinta años han cambiado el perfil de la universidad española en lo que se refiere a las relaciones que han establecido los profesores y los estudiantes (sobre todo los estudiantes de postgrado) con las universidades de Europa, de América y del mundo. Y esto se ha visto reforzado más recientemente con el que se impartan asignaturas en un segundo idioma no solamente en las titulaciones de traducción o de las filologías clásicas sino en las ciencias humanas en general, las ciencias sociales y las llamadas ciencias puras o las ingenierías. Es cierto que el ‘oscar’ se lo lleva el inglés por el papel de lengua franca que juega hoy en día en el mundo, pero supongo que poco a poco surgirán otras iniciativas. Sería muy interesante contar con facultades y universidades ‘multilingües’, es decir, con programas en el que las asignaturas se impartieran en varias lenguas… pero esto no parece algo que pueda implantarse fácilmente porque supone que haya estudiantes que ya tengan un nivel oral y escrito en esas lenguas y que no pueda extenderse a las asignaturas troncales porque no se les puede pedir a todos que las tomen en una lengua que no sea la del país.
5. Usted ha mantenido relaciones y colaboración con la ULPGC en algún campo de investigación. ¿En cuál y cómo valora a esta Universidad y sus estudios en traducción, lingüística?
He formado parte del tribunal de una tesis doctoral sobre la adquisición del inglés por hablantes de español y colaboro sistemáticamente con profesores de lenguas y de traducción que o bien co-dirigen conmigo o son miembros del equipo editorial de la Revista Española de Lingüística Aplicada (Spanish Journal of Applied Linguistics) que publica la editorial John Benjamins. Es una experiencia limitada pero puedo decir que estos colegas y sus programas funcionan como los de las universidades españolas y muchas de las europeas y americanas que ocupan un buen lugar en los ‘rankings’ internacionales.