Entrevistamos a
CARLOS MARTEL
Coincidiendo con el inicio del estado de alarma en España como consecuencia de la pandemia por la COVID-19, el estudiante del Máster en Ingeniería Informática de la ULPGC logró disfrutar de una de las experiencias más gratificantes de su vida: una estancia de diez días en Japón gracias al Programa MIRAI y con la colaboración del Vicerrectorado de Internacionalización y Cooperación de la ULPGC. Un viaje que aconseja a otros estudiantes universitarios que deseen descubrir nuevas formas de ver la vida.
1. ¿Qué hace un estudiante de Máster en Ingeniería Informática presentándose a la convocatoria de una beca de estancia en Japón?
Creo que todos podemos estar de acuerdo en que lo primero en lo que uno piensa cuando se le menciona Japón es la tecnología, algo que siempre me ha gustado y que está estrechamente relacionado con la informática, al fin y al cabo. Parece un lugar hecho para la informática de todo tipo, desde la administración web de establecimientos hasta la programación de robots autónomos. Por tanto, es el sueño de cualquier entusiasta de la tecnología en general. El hecho de poder visitar el País del Sol Naciente era una tarea pendiente que, de no haber dado el paso, no sé cuándo podría haber cumplido. Pude enterarme de esta beca gracias a la ULPGC y, tras comprobar que cumplía con los requerimientos que se pedían, decidí presentar todo lo necesario para apuntarme. Así pude formar parte en el programa MIRAI, enfocado, sobre todo, a no solo poder conocer Japón, sino también a poder tender un puente, o bien reforzar el ya existente, en cuanto a relaciones del país nipón con el resto de naciones europeas.
En el caso de España, y concretamente en el caso de las relaciones de Japón con Canarias, la verdad es que siempre ha existido una buena conexión no solo a nivel cultural sino también a nivel diplomática y comercial. En ese aspecto mi cometido principal era poder ser capaz de mantener, o mejorar si cabe, la relación actual con Japón.
2. ¿Qué es lo más que has valorado de esta breve estancia en Japón?
Desde el punto de vista humano y de tu formación. En cuanto al punto de vista personal, como visitante de un país con una cultura diametralmente diferente a la nipona, es una experiencia muy enriquecedora en tanto en cuanto seas consciente de lo que puedes aplicar en tu entorno local. Por ejemplo, algo que me llamó mucho la atención fue la tranquilidad y el silencio que hay en el metro de Tokio. Es una consideración a las personas con las que estás en ese momento compartiendo el entorno donde estás, por delante de tu comodidad. Es algo que podríamos intentar inculcar en nuestra sociedad. Al final todo se reduce a ver cómo poder interiorizar lo mejor de las culturas que visitas para poder crecer como persona y relacionarte cada vez mejor con el entorno que te rodea y con las personas que están a tu alrededor. También aprendí mucho de lo que el resto de integrantes del programa pudieron enseñarme. Muchas culturas y muchos puntos de vista te hacen ver situaciones de una forma mucho más objetiva y no tan sesgada. Y me impactó mucho la cultura del trabajo que tienen allí, creo que jamás he visto a unas personas tan trabajadoras y diligentes en la vida. La seriedad con la que toman su puesto, desde el que pueda parecer de “menor” importancia al más importante, es abrumadora. Abogan mucho por el reciclaje y por la actualización de los integrantes de la empresa. Intentarán siempre poder tener en cuenta nuevas tecnologías.
En mi caso, las últimas actualizaciones de lenguajes de programación o nuevos paradigmas a la hora de solucionar problemas son prácticamente algo necesario allí para poder estar a la orden del día. Están en una eterna evolución, algo que, creo, debería tener en cuenta en cuanto a mi futuro. Aunque me especialice en un área de la informática en sí, tengo que seguir indagando sobre las nuevas noticias que vayan publicándose para mejorar como trabajador.
3. ¿Cuál ha sido el planning de tu estancia?, ¿en qué ha consistido y con quién has convivido?
Sin duda, ha sido la estancia en la que menos horas he dormido en mucho tiempo. Espero poder repetir algo parecido de nuevo. Al ser un programa a nivel europeo, pude convivir con personas de muchos países del continente. En algunas ocasiones un país podía tener más de un representante. España contaba con personas a las que les mando, ahora que puedo, un abrazo con distanciamiento social aplicado. Les echo mucho de menos y me ha encantado compartir toda esta experiencia con ellos. Desde la llegada a Japón hasta mi llanto al partir de vuelta pasando por el karaoke en Shinjuku. Teníamos un planning tentativo de los lugares que íbamos a visitar. Esto se vioó un poco torcido por la situación global en el momento del programa. Aún con los imprevistos surgidos, en ningún momento tuvimos un hueco libre. La verdad es que tuvo una organización impecable en ese aspecto.
4. ¿Contaste con el apoyo y la colaboración del Vicerrectorado de Internacionalización de la ULPGC para disfrutar de esta experiencia? ¿En qué te fue de ayuda?
La verdad es que el Vicerrectorado de Internacionalización siempre estuvo a mi disposición para cualquier duda que me surgiera. Incluso a la hora de enviar mis datos para entrar al programa me pudieron asesorar en todo lo que necesitaba. Estoy muy agradecido con la ayuda que me brindaron. De hecho, gracias al Vicerrectorado pude llegar a enterarme de este programa. También fueron los encargados de poder enviar todos los datos de los requisitos al Consulado para su evaluación.
5. Te fuiste en pleno mes de marzo…, ¿no? ¿Coincidió con la pandemia?, ¿cambiaron los planes de esta beca en algo?
Estuve allí desde principios de marzo hasta el día 11. En ese momento, el tema de la pandemia estaba empezando a cobrar importancia. En varias ocasiones nos comentaron que se dieron cambios de última hora porque los lugares que se iban a visitar cerraron por este tema. Jardines, museos y demás dejaron de estar abiertos. Desde el consulado me contactaron para comentarme que no había problema si decidía que era mejor no asistir al programa por este incidente. De todas formas, eso no iba a quitarme de la cabeza la idea de visitar Japón. Lo siento mucho, Covid, pero cumplir un sueño es lo que tiene. Higiene, cuidado y respeto para sentirte seguro y poder estar cómodo a dónde iba.
6. ¿Aconsejas a otros estudiantes este tipo de proyectos formativos?, ¿qué les puede aportar a su futuro profesional?
Creo que es un tipo de programa al que todo estudiante que compruebe que puede presentarse, lo haga sin pensarlo dos veces. MIRAI no sólo me ha enriquecido como persona, sino que también me ha dado ese toque diferenciador frente a una posible competencia que puede servir a la hora de tomar un trabajo u otro. Es más, participar en este programa no solo me puede abrir puertas aquí en España, sino que también puedes tender lazos con organismos de Japón para un futuro trabajo allí.