Julieta Schallenberg

1. Recientemente ha estado realizando una estancia en Estados Unidos con una Beca Fulbright, junto a expertos e investigadores de la Universidad de Stanford, que le permitirá implementar en Canarias una transición energética a las renovables en el plazo de 30 años. ¿Cómo ha valorado su experiencia?

La experiencia de trabajar en la Universidad de Stanford ha sido, y está siendo, maravillosa. Y digo que está siendo porque sigo trabajando con la Universidad de Stanford desde Canarias gracias a las nuevas tecnologías que nos permiten seguir con las reuniones semanales de grupo en tiempos de pandemia. Respecto al trabajo realizado, se ha llevado a cabo una primera ronda de simulaciones que dan una estimación de cómo y a qué coste se puede alcanzar un abastecimiento de toda la demanda de energía de las islas sólo con energías renovables para el año 2040, es decir, en 20 años, para alinearnos con las directrices del Gobierno de Canarias.

2. En este período excepcional donde la pandemia nos ha hecho mirar con una perspectiva diferente nuestro modelo social y económico, para diversificar nuestros motores de desarrollo, ¿no cree que cobran más fuerza ámbitos de estudio como el de las energías renovables en Canarias, y el de las ingenierías en general?

“Cuando yo estudiaba ingeniería, un compañero me comentó: “las mujeres pueden estudiar ingeniería, pero los ingenieros somos los hombres”. Es sólo una muestra de los múltiples comentarios que he tenido que escuchar a lo largo de toda mi vida…”

Desde mi opinión profana creo firmemente que Canarias tiene que diversificar su economía. Esta pandemia nos ha alertado de varios peligros, especialmente de los derivados de la alta dependencia del exterior que tiene Canarias. Además de promocionar sectores que disminuyan dicha dependencia, como es el sector primario, Canarias se encuentra ante una oportunidad única para diversificar su economía: el proceso de la transición energética hacia un sistema 100% renovable. Según las simulaciones realizadas con la Universidad de Stanford, este proceso puede suponer la creación neta de 25 000 puestos de trabajo. Para poder aprovechar todo el potencial que supondrá esta profunda transformación de la sociedad canaria, los ciclos formativos y las Universidades tienen que adaptar su oferta formativa para que esa mano de obra que se va a demandar sea canaria. El nicho de empleo que ofrece la transición a las energías renovables, la eficiencia energética y la revolución del sector transporte, tiene que ir de la mano, entre otros, de la oferta de personal cualificado capaz de hacer frente a los grandes retos que nos pone delante el proceso de descarbonización de Canarias.

3. ¿Cree que en este campo de las STEM (Science, Technology, Engineering, Mathematics), puesto que son disciplinas que tradicionalmente han sido eminentemente masculinas, las mujeres se sienten aún poco atraídas?

En muchos de los campos de las ciencias, la involucración de las mujeres es notable y relevante, como en ciencias del mar o biología, pero éste no es el caso del ámbito de la ingeniería, eminentemente dominado por hombres y con una gran tradición masculina. Cuando yo estudiaba ingeniería, un compañero me comentó: “las mujeres pueden estudiar ingeniería, pero los ingenieros somos los hombres”. Es sólo una muestra de los múltiples comentarios que he tenido que escuchar a lo largo de toda mi vida… Creo que con esto queda contestada la pregunta. Hasta que no se cambien estas actitudes y se acabe la permisividad no se podrá crear un ambiente favorable a la plena integración de las mujeres en la ingeniería sin tener la sensación de que es una lucha constante.

4. A pesar de que en España existen claros ejemplos de mujeres, como usted, que están liderando la investigación tecnológica y han alcanzado la cumbre en sus profesiones ¿Por qué cree que las mujeres aún se acercan de manera muy tímida a los estudios universitarios de ingeniería?. ¿No se muestran los suficiente algunos referentes femeninos en este campo de estudio?

“La equivocación que subyace en el inconsciente colectivo de que hay carreras para hombres y carreras para mujeres ha llevado a que muchas mujeres ni siquiera se planteen hacer un bachillerato tecnológico”

Lamentablemente en la actualidad las cifras de mujeres que estudian ingeniería, o incluso el bachillerato tecnológico, no aumentan sino, en ocasiones, parece que revierten. La equivocación que subyace en el inconsciente colectivo de que hay carreras para hombres y carreras para mujeres ha llevado a que muchas mujeres ni siquiera se planteen hacer un bachillerato tecnológico. Sin embargo, esto no es cierto, las mujeres pueden estudiar y ejercer cualquier profesión tecnológica con el mismo o incluso más éxito que los hombres. Pero no es menos verdad que esto no se visibiliza de forma adecuada, entre otras cosas, porque no es fácil. En el mundo tecnológico los puestos de dirección, las conferencias, los encuentros profesionales están dominados por la presencia unívoca de hombres. Faltan referentes, porque a la mayoría de las mujeres en el mundo tecnológico no se le facilitan las cosas, se le ponen piedras en el camino. Hay que revertir esta situación pero para ello no sólo se ha de visibilizar a las mujeres que llegan sino que hay que permitir que lleguen más.

5. ¿Qué pueden hacer las Universidades para fomentar estas vocaciones STEM entre el colectivo de mujeres?

¡Predicar con el ejemplo! Fomentar que las mujeres ocupen puestos relevantes en materias tecnológicas que posibiliten tener referentes femeninos en la ciencia y tecnología. Miremos a nuestros entornos universitarios, ¿cuántas vicerrectoras hay en los ámbitos de la cultura, igualdad, becas, intercambios…? ¿cuántas hay en los ámbitos de la investigación, ciencia, tecnología…? ¿cuántas mujeres hay en los equipos directivos de las escuelas de ingeniería/arquitectura? O incluso, ¿cuántas rectoras? Más allá de la representatividad en el ámbito de lo público, existen multitud de eventos que se pueden promocionar desde las universidades para fomentar las vocaciones STEM entre el colectivo femenino. Recientemente co-organizamos desde la ULPGC un evento ligado al día de la mujer trabajadora en el ámbito del proyecto DESAL+ que pretendía poner en valor el papel de la mujer en el ámbito del sector del agua. Para ello se invitó a mujeres que ocupan puestos directivos o de relevancia en empresas relacionadas con la gestión del agua a que hablaran de sus experiencias frente a estudiantes de bachillerato. Es un grano de arena en un gran desierto, pero ese día, chicos y chicas de bachillerato escucharon hablar de empresas punteras en el sector del agua sólo a través de voces femeninas… Un pequeño paso para cambiar el inconsciente colectivo.