ROBERTO MORENO

Roberto Moreno

Entrevistamos a

01 Feb 2021

ROBERTO MORENO

“Hemos creado una red de “amigos” científicos que conocen Canarias gracias a los Congresos Eurocast”

La Cátedra Telefónica de la ULPGC ha homenajeado recientemente al catedrático de Electromagnetismo y de Ciencias de la Computación e Inteligencia Artificial, Roberto Moreno, una de las figuras docentes y científicas más internacionales de la Universidad grancanaria y, aún, un referente para las nuevas generaciones de informáticos y expertos en cibernética. El actual Instituto Universitario de Ciencias y Tecnologías Cibernéticas de la ULPGC nace gracias a su empeño por atraer a Gran Canaria a relevantes científicos internacionales que posicionaron a la isla, y a esta Universidad, en el panorama mundial de las enseñanzas tecnológicas.

1. Usted ha sido uno de los principales impulsores de las enseñanzas tecnológicas de la ULPGC y, concretamente, alma mater de los estudios de informática en esta universidad. Unos estudios que en la actualidad están siendo trascendentales en el entorno social y empresarial mundial… Se puede decir que usted fue un adelantado de su época ¿no?. ¿Cómo recuerda esos inicios en la ULPGC y en su configuración como centro universitario en Gran Canaria?

Vaticinar que los computadores iban a ser fundamentales en el futuro es bastante anterior. De hecho, cuando yo acabé la licenciatura (1962), en el Instituto de Electricidad y Automática de la Universidad de Madrid donde entré a trabajar, el director D. José García Santesmases y su equipo trabajaban en memorias para computadoras digitales. Santesmases fue uno de los pioneros en Europa, desde los años cincuenta y mi primer maestro en la profesión. En 1965, cuando ya había obtenido el grado de doctor, fui contratado por el Instituto Tecnológico de Massachussetts para trabajar con el que sería mi gran maestro, Warren McCulloch, uno de los creadores de la Cibernética que junto con Norbert Wiener y John von Neuman veían el futuro de los ordenadores desde 1943.

Cuando regresé a Gran Canaria en 1978 ya estaba imbuido de esa idea y tenía bastante experiencia tras diez años de cátedra y tres trabajando en el MIT. Por eso, cuando me lo pidió Lorenzo Olarte con el objetivo de dirigir la Escuela de Ingenieros Industriales, una de las condiciones que propongo para regresar es disponer de un Laboratorio de Electrónica, un computador moderno de propósito general y una cadena cámara-computador para la investigación en visión artificial y modelos retinales. En el entonces Colegio Universitario comencé a dirigir las tesis a jóvenes físicos e ingenieros, que habrían de ser el germen de las enseñanzas en Informática y Telecomunicaciones y así, con mi discípulo Octavio Santana, se inició la Escuela de Informática, donde instalamos el primer gran robot industrial, en un proyecto con el Instituto de Automática, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas.

Más tarde, cuando ya contábamos con un buen número de doctores, y algunos de ellos habían obtenido la titularidad en la Escuela, dimos el paso a una de las primeras Facultades de Informática del país, con un curriculum de estudios de lo mejor de España, con homologación internacional.

 

2. Posteriormente usted crea el que actualmente es el Instituto Universitario de Ciencias y Tecnologías Cibernéticas de la ULPGC. ¿Cómo nace este instituto y con qué objeto científico?

Con la Facultad de Informática en Tafira, fundamos el Centro Internacional de Investigación en Ciencias de la Computación con la idea de atraer a Las Palmas de Gran Canaria a científicos de gran prestigio, con un Programa de actuación que llamamos “Las Palmas Seminars in Computer Sciences”, inspirado por nuestro amigo de la Universidad de Viena , Werner Schimanovich. Logramos financiación y convencer a la Consejería de Educación para que nos dotase de presupuesto y disponer de un edificio y financiación para realizar actividades internacionales. La idea fue recogida por la Consejería de Educación y Universidades y se construyó un edificio que consta de un claustro con diferentes laboratorios alrededor y seis apartamentos para las estancias de los profesores y científicos de renombre en ciencias de la computación de Europa y Estados Unidos que vinieran a trabajar con nosotros. Pero el presupuesto iba disminuyendo (la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria se había creado en 1989) por aumento de gastos de nuevas facultades. Y desde el rectorado se nos instó a que nos transformásemos en la nueva figura creada por la Ley Universitaria del PSOE, el Instituto Universitario. A pesar de nuestra resistencia (yo no creía en la eficacia del nuevo concepto para nuestros objetivos, y sospechaba que iba a ser terreno de oportunistas) fuimos forzados a ello para sobrevivir. Y mi antigua ilusión se desvanecía.

"Una sociedad en desarrollo como la nuestra requiere que la Universidad proporcione títulos a sus hijos que le garanticen un empleo y un salario. Lo cual, evidentemente, no depende de la Universidad, sino de la clase política y de quienes controlan los recursos económicos. Y si la Universidad oye a esa sociedad, pierde el norte. Y si no la oye, pierde su razón de ser como Institución pública"

Nos mantuvimos como pudimos, y gracias a un nuevo proyecto europeísta, sugerido por Werner y ejecutado gracias a mi gran amigo y colega de la Universidad de Linz, Franz Pichler, la idea de una internacionalización traída a nuestra Universidad pudo renacer. Primero con el Eurocast, que nos dio auto-confianza y seguridad en la organización de reuniones científicas internacionales de prestigio, con muchos participantes. Y luego, con un acontecimiento que fue único en la historia de la Cibernética occidental: la organización en 1995 de la Conferencia Internacional en Memoria de uno de los grandes padres de la Cibernética, Warren Sturgis McCulloch, a los 25 años de su muerte. Reunimos en Las Palmas de Gran Canaria a los científicos históricos vivos de la época, incluido Heinz von Foerster, que cumplía esos días 85 años. Producimos el primer (y posiblemente único) libro de una Universidad española publicado por la Press del Instituto Tecnológico de Massachussets.

Continué con este tipo de actividad, publicando y dirigiendo tesis siendo el Director del Instituto Universitario hasta mi jubilación, habiendo cogido el relevo, como nuevo Director electo del Instituto, Alexis Quesada. Con gran dedicación, valía y esfuerzo, encauza el Instituto según las directrices oficiales, mejorando la gestión, atrayendo nuevos y eficaces grupos de investigación y proyectos. La gestión es dura, y lo sé porque he ejercido cargos. Y para un investigador es una tarea frustrante. Gracias al esfuerzo de Alexis, Agustín y su equipo, el Instituto Universitario de Ciencias y Tecnologías Cibernéticas sigue y seguirá adelante.

 

3. El reconocimiento que recientemente ha recibido en la ULPGC es el resultado de tantos otros a nivel nacional e internacional, y de su labor como académico, entre ellos ha obtenido el Premio Canarias, ha sido académico de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de Madrid, fundador de la Academia Canaria de las Ciencias, académico de la Academia Internacional de Sistemas y Ciencias Cibernéticas… ¿Cómo recibe ahora este nuevo homenaje?

Un reconocimiento público siempre es muy bien recibido y el que me han hecho recientemente es realmente de la compañía privada Telefónica, a través de la Cátedra del mismo nombre creada en la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Telecomunicación. Según me informó en su llamada el Director de Telefónica en Canarias y amigo, Juan Flores, la distinción se estableció para reconocer a “personas que hayan contribuido de forma eficaz al desarrollo tecnológico de Canarias”, y (yo pienso) sobre todo en el ramo de telecos. El incluirme a mí como segundo recipiente de la distinción no siendo ingeniero del ramo, demuestra la gran amplitud de miras de Juan Flores y del Vicerrector y Director de la cátedra, Pablo Suárez. Por supuesto, el Rector Robaina se sumó y la apoyó, porque conoce el pasado de su Universidad. Y lo que más me gustó, y me hizo enormemente feliz fue la presentación resumen de mi vida universitaria, realizada con muchísimo cariño por Alexis Quesada y Gabriel de Blasio. Y la presencia sorpresa del Alcalde de Gáldar, Teodoro Sosa, y amigos concejales y de los responsables de la Escuela de la ULPGC en Gáldar. Y la sorpresa de encontrar entre la muy reducida audiencia a algunos muy buenos amigos de Las Palmas.

 

4. Su imagen y contribución científica en Canarias también está íntimamente ligada al Eurocast, el congreso internacional de computación que usted inicia en 1989 y que cada año posicionó a Gran Canaria en el mapa mundial con importantes referentes y figuras mundiales de este ámbito y de la cibernética. ¿Qué cree que ha aportado a la ULPGC este Congreso en todos esos años?

Los Congresos Eurocast, que empezaron con su apertura en Gáldar hace 32 años, han sido la continuación de mis utópicos sueños de internacionalización, iniciados en el “Centro Internacional… ¿Que ha aportado Eurocast a la ULPGC?. Son bastantes los grupos de investigación que han ayudado a poner la ULPGC en el mapa mundial de la investigación, en medicina, veterinaria, ingeniería, arquitectura… Como dijo Robaina hace poco, el Eurocast ha proyectado la ULPGC fuera, pero también ha traído el mundo tecnológico a Las Palmas de Gran Canaria de forma sistemática. Ha brindado y seguirá brindando la oportunidad a los jóvenes científicos y técnicos canarios de tener contacto con eminentes figuras de Europa, la posibilidad de establecer colaboraciones, concertar estancias en otras Universidades, presentar trabajos en Congresos de primera línea sin tener que salir de aquí, ver y aprender cómo se hacen los Congresos Internacionales…

Se ha difundido el nombre y la actividad de la ULPGC por todo el mundo, gracias a las publicaciones por Springer Verlag durante 30 años Y a la inversa, hemos creado una red de “amigos” científicos que conocen Canarias gracias a Eurocast, y que no paran de preguntar si vamos a seguir organizándolos cada febrero. Por lo pronto y por las obvias razones, el Eurocast 2021 es aplazado a 2022. Pero Eurocast seguirá. Y, espero, Alexis tomará en un futuro el timón, en beneficio de la ULPGC y de Canarias.

5. Con la perspectivas que le dan los años y su vinculación a la ciencia y al ámbito universitario, ¿cuál es su opinión de la ULPGC y su evolución en estos años en el ámbito tecnológico y científico?

Desde mi regreso a Gran Canaria en 1978, los estudios universitarios han dado pasos de gigante de los que he sido testigo y en parte actor. Lo que había, lo que se hizo con la creación de la Universidad Politécnica, y lo que se pudo hacer en Ciencias del Mar, Ingenierías, y lo que otros como yo mismo intentamos y en parte logramos, era como una burbuja flotando en una marea de exigencias sociales demandando más justas oportunidades de estudios para su gente joven. La presión político-social local había logrado lo que existía. Pero la insistencia social y la oportunidad política de orden regional coincidieron por un momento y se creó, en 1989 (mismo año que Eurocast) la ULPGC. Ello supuso la apertura de la burbuja a la sociedad y una explosión en la cantidad de estudios disponibles. Pero al no aumentar proporcionalmente los recursos, la calidad, tanto de lo que existía como de lo nuevo, se vio negativamente afectada. Y aún, creo que esto no ha sido superado.

La sociedad, mientras, requiere estudios que garanticen los objetivos de sus miembros. Y una sociedad en desarrollo como la nuestra, requiere que la Universidad proporcione títulos a sus hijos que le garanticen un empleo y un salario. Lo cual, evidentemente, no depende de la Universidad, sino de la clase política y de quienes controlan los recursos económicos. Y si la Universidad oye a esa sociedad, pierde el norte. Y si no la oye, pierde su razón de ser como Institución pública. El punto de equilibrio está entre los dos límites: un compromiso serio con la adquisición y transmisión de conocimiento al más alto nivel y la satisfacción de las exigencias sociales. Personalmente creo que la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria ha superado las exigencias de la sociedad que la impulsó. Es posible que la investigación y una enseñanza de calidad en la ULPGC estén por encima de lo que nuestra sociedad en desarrollo puede absorber. Pero el equilibrio no se logra bajando la calidad de la Universidad, sino subiendo los niveles sociales. Por ello opino que lo urgente es la mejora de la sociedad, actuando en la educación y protección de las familias, los niños, la educación juvenil, y sobre todo, con el control político racional y la solidaridad de los poderes económicos, por el bien comunitario que nos ha hecho sapiens. Es decir, tirar hacia arriba de la sociedad. En la conexión de la Universidad y la Sociedad conozco la labor ejemplarmente realizada por la Fundación Universitaria de Las Palmas bajo el presidente actual. Porque la conozco, la cito. Seguro que existen otras más.

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