El impacto de transportar turistas
En 2006 se registraron 850 millones de turistas a nivel internacional, y las expetactivas son que entre 1995 y el año 2020 esta cifra se incremente un 175%, llegando a haber en el mundo casi 1.600 millones de turistas anuales. Este desmesurado crecimiento ha sido analizado y estudiado por el investigador de la ULPGC, José Ángel Hernández Luis, que ha planteado en su trabajo las consecuencias de este fenómeno en la sostenibilidad ambiental. ¿Hay soluciones?
“El turismo es una actividad económica, cuyo principal valor lo genera la movilidad de personas”, señala el investigador de la ULPGC, José Ángel Hernández. “Esta movilidad es quizá el principal impacto de la actividad, porque el transporte no solo genera contaminación atmosférica, sino que también ocupa amplias superficies para poner en funcionamiento las urbanizaciones turísticas”. Así, según destaca en sus estudios José Ángel Hernández, el turismo de masas en islas como la de Gran Canaria supone un ‘coste’ importante para el medio ambiente, ya que, entre otras cuestiones, el transporte y las infraestructuras como aeropuertos, puertos y carreteras, que sustentan la movilidad de estas personas ocupa una superficie estimable de la Isla”.
El autor de la investigación, que ha sido publicada en la Revista Scripta Nova de la Universidad de Barcelona (una de las de mayor impacto nacional en materia geográfica), ha pretendido encontrar el equilibrio que debería existir entre el derecho a esta movilidad turística y el respeto al medio ambiente. Y es que según José Ángel Hernández, uno de los grandes problemas radica en que el crecimiento del transporte turístico en el mundo es mayor que los avances que se han dado en materia tecnológica para disminuir este crecimiento. “De este modo, el transporte aéreo ha crecido en el último lustro en la Unión Europea a un ritmo de más de un 5 % anual, cuando se estima que la tecnología sólo ha conseguido disminuir las emisiones de CO2 poco más de un 1 % anual. El desfase es más que evidente”.
A ello se une que el tipo de movilidad de los turistas ha variado en los últimos años. Es decir, ahora el turista tiende a viajar cada vez más lejos. Esto supone un mayor número de horas y personas en movilidad cada año, cuya consecuencia es un incremento de emisiones a la atmósfera.
Entre las propuestas que propone el investigador de la ULPGC en su trabajo titulado ‘Turismo de masas y transporte: el gran reto del siglo XXI’, y que pretenden frenar el elevado impacto de la movilidad del desmesurado del turismo de masas, se destacan:
1. El establecimiento de un impuesto sobre el combustible progresivamente más elevado, especialmente en aquellos modos, como el aéreo, con mayor cantidad de emisiones por pasajero. En este sentido, sería necesario establecer, de manera paralela, un complejo sistema de bonificación para favorecer el desarrollo de los destinos y que podría depender por ejemplo del Índice de Desarrollo Humano o del Producto Interior Bruto de los distintos países, de tal modo que las rutas con los estados que presentasen unos menores índices de desarrollo, obtuvieran un mayor grado de bonificación de los combustibles.
2. La creación de documentos, registros, etc. ambientales que, a modo de tarjetas inteligentes para cada individuo, permitirían una determinada cuota anual de emisiones, de tal modo que ésta integraría una cantidad sostenible de CO2 y otros gases por individuo. En esta cuota anual se incluirían desde los insumos más vitales y que suelen estar relacionados con los que se consumen en el hogar, hasta los imputables a los desplazamientos turísticos. La propia tarjeta podría gravar más ciertos servicios, o incluso cercenarlos in extremis.
3. Desarrollar incentivos, que se podrían materializar en metálico, en determinados servicios, para aquellos que se desplacen menos en un determinado periodo de tiempo, o que también lo hagan en medios de transporte menos contaminantes, en clase turista, etc. De este modo, se adoptarían conductas más condescendientes con el medio. “Con el establecimiento de al menos alguna de estas medidas, se podría minimizar el enorme impacto que está causando -y aún ocasionará más en el futuro-, la movilidad turística, especialmente en avión, aunque, como decíamos, dando oportunidad a la población a disfrutar de su derecho al turismo como una de las conquistas sociales más importantes con las que se ha deleitado el hombre en las últimas centurias”, señala José Ángel Hernández Luis.