Palomas ‘mensajeras’ de la cryptococossis
La enfermedad denominada criptococosis, que ha aumentado considerablemente en los últimos 25 años entre animales y seres humanos, ha sido el punto de partida de una investigación desarrollada por la profesora de la ULPGC, Begoña Acosta, y la investigadora Inmaculada Rosario, que han detectado que las palomas son una de las aves portadoras de estos microorganismos.
Ya se sabe que las palomas son aves portadoras de muchas enfermedades que pueden ser contagiosas al ser humano. Sin embargo, desde hace 25 años hay una patología que se ha detectado en aumento entre pacientes, principalmente inmunodeprimidos, denominada criptococosis, y que se traduce en alteraciones nerviosas, respiratorias y, en algunas ocasiones, se muestran otros signos clínicos entre los pacientes. Esta enfermedad ha sido el objeto inicial de una investigación que actualmente desarrollan Begoña Acosta e Inmaculada del Rosario, pertenecientes al Grupo de Enfermedades Infecciosas del Instituto Universitario de Sanidad Animal de la ULPGC, y que se centra en la paloma “como reservorio de una levadura o microorganismo llamada Cryptococcus que produce la enfermedad, ya sea en personas como en otros animales”, señala la profesora Begoña Acosta.
Su investigación ha concluido que la paloma, a través de su buche o de su cloaca (terminación del recto) porta esta levadura, que finalmente se replica en sus excrementos. “Y son estas excretas el principal foco de infección para los seres humanos”, puesto que las personas pueden infectarse solamente por una inhalación.
En el estudio de ambas investigadoras se hace hincapié en la población con más riesgo a esta enfermedad. Aquellos pacientes con asma, con alguna enfermedad inmunodepresora, o el colectivo de niños y ancianos, cuentan con más posibilidades de infectarse con estas inhalaciones que pueden darse en distintas zonas de una ciudad: en balcones, en parques, en tejados… “Por eso consideramos tan importante la limpieza y desinfección de ciertas áreas públicas y la retirada asidua de estas excretas, ya que la alta concentración de las mismas es uno de los factores que favorecen el desarrollo y la concentración de esta levadura, lo que conlleva un mayor riesgo sanitario”.
Begoña Acosta e Inmaculada Rosario comenzaron su trabajo hace ya diez años con la financiación del Gobierno de Canarias a dos proyectos de investigación que, desde sus inicios, se han basado en la toma de muestras de excretas y buches de paloma en la calle y palomares privados y su procesado posterior en el laboratorio del IUSA. En un primer momento observaron de dichos análisis que distintos géneros de levaduras con poder patógeno podían aislarse de estas muestra en donde la paloma actuaba como portadora o reservorio. Posteriormente centraron sus estudios en el Cryptococccus por la enorme incidencia que estaba teniendo en determinados pacientes bajos de defensa y en colectivos más frágiles.
Así, ambas investigadoras se han posicionado como dos de las principales expertas españolas en el estudio de esta levadura, que también se ha detectado en otros tipos de aves como las tórtolas, gallinas o loros.