Ruta 7: la experiencia vivida

31/08/2011

Ruta 7: la experiencia vivida

grupo_ruta7.jpg“De cada momento, extraigan su moraleja”, les aconsejó el Rector José Regidor a los 45 estudiantes universitarios que durante un mes recorrieron los lugares más recónditos de Canarias en la expedición Ruta 7. Y para la mayoría de ellos, la aventura ha resultado ser la mejor experiencia de sus vidas.

 

El contacto con la naturaleza, el trabajo en equipo, la importancia de ‘vivir el día a día’ en una comunidad si necesidad de disponer de cuantías económicas para subsistir… Todos estos valores han confluido en la expedición Ruta 7, una novedosa iniciativa que puso en marcha el Vicerrectorado de Cultura y Deporte de la ULPGC, bajo la organización de Juan Serantes, licenciado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte por la ULPGC, y Máster en Turismo Sostenible.

 

45 exploradores han participado en esta expedición, comandada por Juan Serantes. Todos ellos, universitarios y seleccionados entre más de un millar de jóvenes de todo el mundo. Con edades comprendidas entre los 18 y 26 años y con un interés común: “formarse en valores”.

 

En la primera isla que exploraron, Gran Canaria, conocieron los municipios de San Mateo, Artenara y Las Palmas de Gran Canaria. Allí llevaron a cabo una limpieza del Barranco Guiniguada y de las cuevas del Conjunto Arqueológico de Acusa Seca, y visitaron el Mercadillo de San Mateo, degustando los productos de la tierra.

 

lanzarote_ruta7.jpgLa siguiente parada de Ruta 7 fue la isla de Fuerteventura, en donde realizaron la limpieza de distintos senderos, además de conocer las Cuevas de Ajuy. En esta isla también pudieron practicar deportes tan autóctonos como la lucha canaria y bola canaria, además de disfrutar de actividades náuticas. En Lanzarote, siguiente parada del trayecto, patearon distintos senderos de la Isla y limpiaron la Playa de Famara. Por último, visitaron el Centro de Interpretación de las Montañas del Fuego.

 

A mediados del mes de agosto, los nómadas de Ruta 7 llegaron a Tenerife, en donde llevaron a cabo una caminata por el sendero que une Buenavista yTeno Alto. Además, la experiencia de practicar otra tradición como el salto del pastor o elaborar productos tradicionales para acudir a la romería de San Roque en Garachico, les resultó una experiencia única. En esta Isla también limpiaron las playas del municipio de Buenavista del Norte.

 

el_hierro_7.jpgEn su paso por la isla de La Gomera, los jóvenes de Ruta 7 también apreciaron los parajes de la zona norte, y procedieron a limpiar distintas zonas de los municipios de Hermigua, Agulo y Vallehermoso, para finalizar con una ruta por el Parque de Garajonay. A La Palma llegaron el 23 de agosto y, tras visitar diferentes municipios, llevaron a cabo actividades relacionadas con el medio, para partir, finalmente, hacia El Hierro, que fue la última estación de la expedición. Allí, adecentaron entornos naturales, visitaron una finca experimental de agricultura para hacer semilleros, etiquetaron plataneras y acondicionaron el Centro de Visitantes del Julán.

 

Durante un mes peregrinando por distintos rincones del Archipiélago canario, y realizando actividades de muy diversa índole, los jóvenes nómadas han expresado sus vivencias a través de Facebook, en su página www.facebook.com/rutasiete.ulpgc

 

EXPERIENCIAS

la_palma.jpgEn el Cuaderno de Bitácoras de Facebook, el joven Javier describía su experiencia así: “Antes de comenzar apenas podía explicar donde iba a pasar el mes de agosto, me costaba definirlo, me atrevía a afirmar simplemente que era mi sueño, aún sin conocerlo al 100%; hoy puedo decir gracias a todas las personas que forman la expedición, tanto exploradores, como equipo técnico y pasando por todo el que colabora con nosotros en los diferentes municipios de las islas, que mi intuición no me falló, es mi sueño y se está haciendo realidad gracias a todos”.

 

Para Elena Rosino, justo en el ecuador del viaje, Ruta 7 ya había sido un auténtico descubrimiento de sentimientos desconocidos. “Cuando nos apuntamos a este proyecto lo primero que pasaba por nuestra mente eran paisajes increíbles, divertidas actividades y otras experiencias que no habíamos tenido oportunidad de hacer antes. Ahora que nos encontramos en la mitad de nuestro viaje vemos como nuestras prioridades toman un giro de 360 grados, donde todo aquello que imaginábamos pasa a un segundo plano, cubierto por una capa de sentimientos desconocidos que sólo pueden rescatarse formando parte de esta marea azul”.

 

La iniciativa ha sido tan bien acogida por los jóvenes, que nada más finalizada, ya solicitan una nueva edición para el verano de 2012. “Ya contamos con más de 200 solicitudes para el año que viene”, señala Juan Serantes. Estos datos no son más que una prueba de que los jóvenes quieren seguir moviendo el mundo, rescatando valores que, en su momento, fueron el motor en situaciones de crisis como la que se vive actualmente.