Negocios que surgen de la iniciativa emprendedora universitaria
El carácter innovador, el aprovechamiento de los recursos disponibles, la aplicabilidad universitaria y la empleabilidad han sido los factores determinantes para que la ULPGC haya seleccionado como ganadores del Concurso de Emprendedor Universitario a dos novedosos proyectos de estudiantes de Arquitectura e Ingeniería Técnica de Obras Públicas.
Es la I edición del Concurso de Emprendedores Universitarios que ha financiado el Ministerio de Educación, en colaboración con todas las universidades españolas. Su objetivo no era otro que transmitir la cultura emprendedora entre los universitarios y favorecer el empleo por cuenta propia. Así, cada universidad española seleccionaba a dos ganadores entre todos los proyectos presentados, que en el caso de la ULPGC fue todo un éxito de convocatoria, ya que una veintena de estudiantes participaron en este concurso.
De este modo, se abre una nueva puerta al mercado laboral, más ilusionante si cabe, ya que se persigue apoyar nuevas ideas surgidas en el ámbito universitario, y que éstas vean la luz y se hagan realidad en el mundo laboral. Para ello, era imprescindible que los estudiantes presentaran a este concurso, junto a su idea de negocio, el plan de viabilidad de éste y las distintas alternativas de financiación que considerasen.
El carácter innovador, la posibilidad de contar con recursos que estuvieran disponibles en su entorno o que el negocio creara puestos de empleo fueron algunas de las consideraciones más relevantes para que finalmente Carolina Naranjo, estudiante de Arquitectura; y Fernando García, estudiante de Ingeniería Técnica de Obras Públicas, fueran los escogidos como ganadores por el Vicerrectorado de Estudiantes y Extensión Universitaria de la ULPGC.
Proyectos Ganadores
El proyecto de la estudiante de Arquitectura, Carolina Naranjo, lleva por título SOSTE-M. 1 y ha planteado la producción de aislamientos térmicos o productos de construcción a partir de los desechos de la industria maderera canaria. “La idea del proyecto surge, principalmente, porque mi entorno familiar trabaja en el sector de la madera, y desde hace varios años estoy involucrada en todo el proceso constructivo que conlleva la utilización de este material, desde la concepción del diseño hasta los desperdicios que la ejecución lleva consigo, y siempre tratando de minimizar la cantidad de residuos que genera esta etapa productiva y que no son aprovechados”, destaca la estudiante.
Con el proyecto se ha intentado solventar los handicaps a los que está expuesto este sector de la madera en el Archipiélago, como consecuencia de su ubicación geográfica. “La situación geográfica supone un incremento de coste a la hora de la obtención de la materia prima, así como una demora considerable del tiempo de abastecimiento deseado, es decir tiempo y dinero, a lo que se encuentra expuesta continuamente la industria Canaria”.
El proyecto fin de carrera de esta estudiante había estado ligado a la arquitectura sostenible y bioclimática, por lo que este trabajo presentado al Concurso de Emprendedores no estaba tan aislado de sus estudios iniciales, ya que se pretendía buscar alternativas de eficiencia energética. “El producto que planteo con SOSTE-M se enmarcaría dentro de la gama de “alternativos” es decir, de bajo impacto ambiental, ecológico, reciclado o extraíbles de origen vegetal. Por ello competimos en el mercado ofreciendo un producto que mejorará la calidad medioambiental del Archipiélago, ya que su principal componente proviene de los desechos generados en Canarias, residuos, que actualmente no son gestionados ni reciclados”.
A su vez la idea empresarial minimizaría, dentro del Archipiélago canario, ese tiempo de abastecimiento, ya que la materia prima procede del mismo entorno de producción.
Para el estudiante de Ingeniería Técnica en Obras Públicas, Fernando García, el premio a su proyecto IRENIC ha supuesto disponer de una visión más real del mercado al que se enfrenta. Su idea de negocio se centra en un sistema de recarga de coches eléctricos en las aceras de la ciudad, utilizando elementos de la propia acera para poder instalar, además de los puestos individuales, un sistema combinado de puntos de recarga. “Con la llegada del coche eléctrico, una de las cuestiones que me surgían era, si yo me compro un coche eléctrico, donde lo enchufaría, ya que no tengo garaje. O donde lo recargaría en medio de la calle…”, explica el estudiante.
Estas cuestiones iniciales le condujeron a estudiar los distintos sistemas de recarga actuales, para comprobar que lo que estaba previsto en la actualidad eran grandes torres con solo dos conexiones por poste. “Llenaríamos las calles de postes si los coches se generalizan, por lo que había de optar por un camino alternativo”.
La novedad que plantea su proyecto frente a los diferentes sistemas de recarga se basa en un poste distribuidor (Dokós) en donde es posible que se conecten varios vehículos al mismo tiempo.“Dokós, además, democratiza el coche eléctrico, da la posibilidad de conectarlo durante la noche en la acera, de ir a hacer compras y recargarlo o mientras se está en el puesto de trabajo. No ocupa espacio en la acera, reduce los tiempo de instalación y costes del mismo. Se adapta al paisaje urbano sin transformarlo, pudiendo usarse en áreas de patrimonio histórico o urbanizaciones de nueva construcción. Convierte el servicio de recarga accesible para todos los ciudadanos…”, señala Fernando para enumerar las distintas ventajas de esta idea de negocio.
Los premios a ambos estudiantes han supuesto un gran respaldo a su futuro laboral, ya que gracias a esta iniciativa ambos han podido continuar desarrollando su proyecto. De hecho, el Ministerio de Educación se compromete, con los ganadores de cada universidad, a buscar financiación a cada idea de negocio, lo que favorecerá que los jóvenes universitarios vean recompensado su esfuerzo para ser unos “emprendedores”.