Barrios orquestados: la música como excusa

31/08/2012

Barrios orquestados: la música como excusa

Hacer llegar la música a todos los barrios periféricos y, al mismo tiempo, ser una alternativa a las motivaciones sociales entre los jóvenes y niños de estos distritos. Éste es el objetivo que se ha marcado el Proyecto Barrios Orquestados, una iniciativa socio-cultural gestada por un profesor y varios alumnos de la ULPGC.

 

Hace tan sólo ocho meses que se puso en marcha un proyecto pedagógico y social que surgió como una iniciativa del Director del Aula Cultural Alfredo Kraus de la ULPGC, el profesor de música de Formación del Profesorado, José Brito.

 

barrios_orquestados.jpgEl propósito inicial de esta iniciativa era darle una proyección social al trabajo formativo que se desarrolla entorno a la asignatura de música que se imparte en la Universidad y en otros centros de educación artística. “Queríamos hacer llegar el beneficio de este tipo de formación musical a distintos sectores de la sociedad, y fruto de ello creamos, en el año 2010, la asociación SoNidarios”, señala el profesor José Brito.

 

A esta asociación se adhirieron músicos profesionales y alumnos recién titulados de Formación del Profesorado de la ULPGC, en la especialidad de Música. Éste fue el inicio de lo que, ya en el año 2011, se plasmó en un proyecto social y musical más ambicioso: hacer llegar la formación musical a donde habitualmente no llega, a las zonas periféricas de la capital grancanaria.

 

De este modo, se comenzaron a visitar barrios de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria y a tomar contacto con sus asociaciones de vecinos y centros escolares, para explicarles el objetivo de este proyecto, que consistía en ofertar formación musical a los niños y jóvenes del barrio y ofrecerles una nueva alternativa a sus actividades de ocio.

 

Al mismo tiempo, los impulsores del proyecto contaron con la colaboración desinteresada de músicos profesionales, que donaron sus instrumentos para este fin, y con una subvención de Mapfre Guanarteme, que hizo posible la compra de varios instrumentos más. Así, finalmente se consiguió contar con 26 instrumentos de cuerda frotada (violín, viola, violonchelo y contrabajo) para comenzar esta apasionante aventura artística en un barrio de la ciudad: Tamaraceite. “Escogimos este barrio en este primer proyecto piloto por las facilidades que nos brindó la Fundación Lidia García, que ayudó en la intermediación con los diferentes colegios y nos cedió el espacio para llevar a cabo el proyecto, así como la implicación mostrada por los padres y tutores de los niños de la zona”, señala José Brito.

 

Comenzaron el proyecto de Barrios Orquestados con un grupo de 40 niños de edades comprendidas entre los 7 y 12 años, y con la característica de que ninguno contaba con conocimientos previos sobre la práctica musical con instrumentos.

 

Un proyecto comunitario

El proceso de aprendizaje se desarrolló en el Centro Evalua2 situado en el mismo centro del barrio, de lunes a viernes. “Tres días a la semana, los niños acudían al centro social a estudiar su instrumento de forma autónoma, con la tutela de los padres; y otros dos días acudíamos dos profesores a impartirles clases de música”.

 

De este modo, la iniciativa evidenció que era posible crear un proyecto comunitario, en donde los padres se implicaban en la tutela de los menores y en el conocimiento de la música, y, a su vez, también participan de clases de sensibilización musical y de acercamiento crítico a la música.

 

Además, desde el punto de vista pedagógico, el Proyecto Barrios Orquestados se estructuraba en sesiones de trabajo que generaban un hábito en el niño, que aprendían distintas facetas musicales como la rítmica, la entonación, la práctica instrumental a través de pictogramas, etc.

 

Primer concierto

img_0953_barrios_orq_tamarac.jpgLa iniciativa comenzó en el mes de abril y en tan sólo tres meses se ha conseguido uno de los objetivos del Proyecto: que el grupo de niños haya tocado varias piezas musicales de forma conjunta. Así, el pasado 30 de junio, en la Iglesia de Tamaraceite, un grupo de 40 niños tocaron su primer recital junto a profesionales de la música que trabajan como profesores asociados en el proyecto, además del equipo gestor.

 

Tanto para José Brito, principal impulsor del Proyecto, como para Andrés Betancor y Laura Brito, esta iniciativa es la evidencia de que la música es la excusa perfecta para ofrecer nuevas motivaciones a los jóvenes de los barrios periféricos de una ciudad.

 

Se trata, en definitiva, de demostrar que existe la posibilidad de crear una nueva filosofía social en los barrios. Por este motivo, estos tres músicos continuarán impulsando estos Barrios Orquestados en otros puntos de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, con el apoyo del Vicerrectorado de Cultura de la ULPGC y con la colaboración de las asociaciones de vecinos, centros escolares y familiares de las jóvenes ‘promesas’ de la Isla.