Docentes e investigadores más estables
Recuperar paulatinamente el número de docentes ‘perdidos’ tras la crisis de 2008 y rejuvenecer la plantilla actual, que en la actualidad cuenta con una media de edad de 58 años. Estos han sido los dos ejes de trabajo principal del Vicerrectorado de Organización Académica y Profesorado de la ULPGC.
Entre los años 2008 y 2015, el Vicerrector de Organización Académica y Profesorado, Luis Domínguez-Boada, afirma que la ULPGC apenas pudo incorporar nuevo profesorado indefinido a tiempo completo por las restricciones legislativas y económicas impuestas a la universidad española. Fue una de las principales secuelas de la crisis que asoló el país, y que supuso que el Gobierno de España cerrara el grifo a las tasas de reposición del personal docente e investigador de las universidades. Es decir, no se permitió la convocatoria pública para la contratación de nuevos profesores que ocuparan las plazas de aquellos que se jubilaban.
Una de las consecuencias más evidentes en este período fue la necesidad de cubrir, de manera urgente, algunas plazas desiertas en las Universidades con otro formato laboral que no fuera el de la convocatoria pública de empleo. Se tuvo que acudir, por tanto, a una figura de contrato docente poco estable y precaria: los Profesores Asociados a Tiempo Parcial, a los que solo se les podía proponer un contrato por curso académico, de septiembre a junio. “Fue como si nos cortaran la cabeza a las Universidades, un mazazo que aún estamos sufriendo y que estimamos que hasta dentro de una década no nos permitirá alcanzar las cifras de profesores que tenía la Universidad española en 2008”.
En 2016, coincidiendo con el curso en el que entraba un nuevo equipo de gobierno en la ULPGC dirigido por el Rector Rafael Robaina, el Gobierno de España vuelve a posibilitar a las universidades una tasa de reposición del profesorado, que alcanzó el 100%. De este modo, el Vicerrectorado de Organización Académica y Profesorado se marcó un objetivo prioritario: recuperar su plantilla a la mayor brevedad posible y, de paso, rejuvenecerla. “Era una cuestión esencial si queríamos asegurar la permanencia de nuestra Universidad en los próximos años, y, por tanto, optimizamos al máximo nuestras tasas de reposición haciendo un esfuerzo económico para sacar a concurso público 80 plazas nuevas de Titulares de Universidad y de Contratados Doctores al año, a las que se han sumado unas 15 plazas anuales para la figura de Ayudante Doctor”, explica Luis Domínguez-Boada, que estima que unos 250 docentes a tiempo completo se han incorporado, o están en vías de hacerlo, a la ULPGC en los últimos tres años gracias a esta política de plantilla docente e investigadora.
Del mismo modo, era vital reconducir la política de contratación del Profesor Asociado a Tiempo Parcial, empleando este recurso en aquellos casos establecidos en la legislación, es decir, para aquella docencia específica que necesitara de profesionales de reconocido prestigio. La universidad necesita de profesionales dedicados a la docencia pero también a la investigación. “Hemos estabilizado a esos profesores que estaban cobrando muy poco dinero y ejerciendo la docencia pocas horas a la semana, ofreciéndoles la posibilidad de presentarse a las plazas de Contratado Doctor y de Ayudante Doctor”.
El resultado ha sido que más del 60% de los concursos de ambas figuras han sido ganados por los Profesores anteriormente Contratados a Tiempo Parcial, consiguiendo su estabilización profesional, “algo que valoramos mucho pues se trata de docentes que se han estado formando con nosotros estos años”.
LA ESCALERA LÓGICA PARA ESTABILIZAR LA PLANTILLA
Para el Vicerrector Luis Domínguez-Boada, la ‘joya de la Corona’ en la Universidad española es la figura del Ayudante Doctor, “la savia nueva que cuenta con estancias de investigación en el exterior y con posibilidad de incrementar su curriculum dentro de la Universidad, hasta llegar a la figura de catedráticos”.
Y es que la escalera lógica de promoción interna para el docente universitario sería, en primera instancia, acceder a una plaza de Ayudante Doctor, que garantiza un contrato de cinco años y que requiere de una mínima experiencia previa en docencia e investigación. Ya, en la Universidad, el Ayudante a Doctor debe esforzarse por lograr una acreditación de alguna agencia de investigación como la Agencia Canaria de Investigación, para optar a las plazas del Contratado Doctor, que supone un contrato laboral indefinido en la Universidad. Y, por último, y tras ampliar aún más su curriculum docente e investigador, avalado por la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad (ANECA), este Contratado Doctor puede optar a una convocatoria pública del contrato de funcionario: Titular de Universidad.
El Vicerrector de Organización Académica y Profesorado de la ULPGC, explica que este esfuerzo realizado en su área para estabilizar la plantilla se ha visto reforzado con el impulso dado por el Vicerrectorado de Investigación, Innovación y Desarrollo, que en los últimos años ha duplicado los contratos pre y post doctorales. “Esos contratos son, indudablemente, el caldo de cultivo para ese profesorado joven que se quiere incorporar posteriormente como Ayudante Doctor en la Universidad”, destaca. “Se han lanzado unas 70 plazas estos últimos tres años con presupuesto propio de la Universidad, destinadas a jóvenes universitarios que resultan contratados durante cuatro años a jornada completa para desarrollar sus curriculums investigadores con nuestro PDI”.
Estas contrataciones han sido esenciales para disponer de una masa crítica de jóvenes que, tras finalizar estos cuatro años, podrán incorporarse como Ayudante Doctor en la ULPGC, y rejuvenecer su plantilla de docentes.
Luis Domínguez-Boada subraya que aún la situación en muchas áreas docentes de la ULPGC es deficitaria como consecuencia del importante número de jubilaciones de profesores en algunos de los centros más antiguos como Arquitectura o la actual Facultad de Ciencias de la Educación, y que por ello se hará necesario incorporar a unos 300 nuevos docentes en los próximos años, incidiendo, además, en la necesidad de rejuvenecer la plantilla, “un hecho que ofrecerá un impulso a nuestra investigación, incorporando savia nueva a importantes proyectos científicos que estamos en riesgo de perder porque nuestros investigadores experimentados se jubilan; y también nos aportarán nuevas visiones y metodologías docentes, adaptadas a las nuevas