Dando ‘voz’ a las personas sordas
Las soluciones tecnológicas continúan rompiendo barreras y facilitando la vida diaria de muchos colectivos de personas con discapacidad. ‘DaVoz’, un prototipo ideado en la ULPGC, es un nuevo dispositivo que promueve la autonomía de personas con discapacidad auditiva.
¿Cómo es posible transformar el lenguaje de signos de una persona con discapacidad auditiva en voz sintetizada? Este fue el principal reto que se propuso un grupo de investigación de la ULPGC hace un año, y el resultado ha sido muy esperanzador. Gracias a un sensor volumétrico que ‘lee’ el movimiento de manos en un ordenador portátil, la población con discapacidad auditiva ya cuenta con un dispositivo que le ayuda a ser más independiente y autónomo en sus actividades rutinarias, como, por ejemplo, ir a una consulta médica sin un acompañante traductor.
En este primer prototipo, denominado ‘DaVoz’, se ha programado la traducción de unas 300 palabras del lenguaje de signos, casi todas ellas relacionadas con el vocabulario comúnmente usado al ir al médico. Sin embargo, el catedrático e investigador principal del proyecto, Carlos Travieso, considera que esta herramienta aún necesita de un mayor recorrido para ser de utilidad en todos los ámbitos de la vida de una persona sorda. “El lenguaje de signos está compuesto por aproximadamente 9.000 signos, aunque los más usados ascienden a unos 1.000, por lo que nuestro prototipo, que es la versión 1.0, aún es muy limitado en vocabulario y un poco lento en la lectura de las manos. Y es la primera vez que se usa un sensor en tres dimensiones, de un uso tan fácil, para aplicarlo a un dispositivo que puede resultar tan útil para las personas con discapacidad auditiva, y este ha sido realmente nuestro éxito”, explica.
En el grupo de trabajo, compuesto por varios investigadores de la ULPGC (Jesús Galván, Alejandro Piñán y Acaymo Tejera), también participó Joel José Gutiérrez, joven sordo que fue un elemento esencial en este proyecto y que facilitó sus conocimientos y su experiencia para que el prototipo se adaptara de la manera más real a la vida cotidiana de este colectivo.
Junto a él, el equipo de la ULPGC ha contado con el apoyo y la colaboración continua de la Asociación de Personas Sordas de la Provincia de Las Palmas (ASOR), cuyas aportaciones han contribuido en la mejora de este dispositivo. “Nuestra valoración es sumamente positiva porque nos permitirá, en el futuro, disponer de una mayor calidad de vida gracias a la incorporación de la tecnología en nuestras vidas, y nos facilitará mayor independencia”, explica Joel José Gutiérrez, que ha vivido en primera persona este avance con su colaboración en la ULPGC.
El catedrático Carlos Travieso y Joel José coinciden en destacar que sólo se trata de un proyecto embrionario, fruto de una convocatoria nacional de ayudas en Tecnología Accesible, financiado por la empresa Indra y la Fundación Universia, “y cuyo apoyo económico nos ha servido para poner en marcha esta idea apostando, en esta primera fase, por un equipo importante de recursos humanos”. Ahora toca apostar por la versión 2.0, mejorada, con la incorporación de un mayor vocabulario e, incluso, incluyendo la posibilidad de integrar micrófonos para que la comunicación pueda ser bidireccional, “y que este traductor sea portátil, fácil de transportar”.
Los responsables de la empresa Indra, que cuentan con la experiencia de trabajar con la comunidad sorda desde hace más de 20 años, han felicitado al grupo de investigadores de la ULPGC “por haber ideado, con una tecnología tan simple, de bajo coste y fácil de usar, un dispositivo tan importante para ayudar en la autonomía a un colectivo de personas que tiene la necesidad de ir siempre acompañado de un traductor de signos a la hora de realizar cualquier gestión cotidiana”.
Este prototipo sienta las bases de una solución efectiva para personas con discapacidad auditiva, favoreciendo que la tecnología sea un aliado en su futuro inmediato. “Con DaVoz pretendemos que las manos sean la voz de estas personas en cualquier conversación e interlocución con otras, facilitándoles su vida diaria”, explica el catedrático de la ULPGC.
Con el objetivo de que este proyecto sea una auténtica realidad en la vida práctica de la comunidad de sordos, el equipo de investigadores continúa buscando nueva financiación para su desarrollo, insistiendo para que el sector empresarial y las instituciones apuesten por minimizar la brecha digital que aún es muy significativa en el colectivo de personas con discapacidad.
Se hace necesaria e imprescindible una tecnología más accesible para mejorar la calidad de vida de todos ellos, rompiendo nuevas barreras y favoreciendo su autonomía.