¿Cómo se mide la eficiencia de una Biblioteca?
Las bibliotecas ya no se conciben como meros espacios donde ‘almacenar’ el conocimiento en formato papel. Su transformación en la última década ha sido vertiginosa, hasta convertirse en auténticos lugares abiertos, dinámicos y colaborativos, presenciales y virtuales, donde fluye el conocimiento, pero también la innovación y el intercambio de ideas. Un novedoso ‘ecosistema’ adaptado a la nueva era digital y social que, en el caso de las bibliotecas universitarias, cobra aún más sentido.
Medir la eficiencia de una biblioteca es medir su ‘rentabilidad económica’ pero también su ‘rentabilidad social’. Porque la red de bibliotecas se conciben como centros del conocimiento que prestan servicio a un entorno o población y promueven su progreso.
SECABA-Lab, el centro de investigación de la Universidad de Granada que evalúa estadísticamente el funcionamiento y operatividad de las bibliotecas, señala que “la biblioteca o red de bibliotecas es un sistema con una serie de entradas o inputs (generalmente medibles en euros) que afectan a sus recursos (personal, colecciones y equipamientos), y que producen una serie de salidas o outputs, que medimos como circulación de documentos”.
La lógica relación entre estas ‘entradas’ y ‘salidas’ identifica a las bibliotecas más eficientes desde el punto de vista económico. Es decir, aquellas para las que la inversión destinada ha sido más rentable en función de los usuarios que la utilicen.
Pero SECABA-Lab también determina que las bibliotecas producen beneficios, más difíciles de medir, “pues no son fácilmente cuantificables”, como el valor del capital humano que obtienen las personas que hacen uso habitual de las bibliotecas, y con ellos, su entorno social, pues promueve una población con mayor capacidad y competencia para resolver problemas y tomar decisiones.
Así, y bajo esta concepción de bibliotecas como espacios de proyección social que deben ser rentables económicamente, SECABA elabora su ranking anual de Bibliotecas Universitarias, con el objetivo de clasificarlas atendiendo a su presupuesto y a la circulación de documentos per cápita. Un ranking que ha posicionado en primer lugar a la Biblioteca de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, reconociéndola como la biblioteca universitaria más eficiente en 2019.
Más de 200.000 préstamos de documentos en un año y más de 2,3 millones de descargas de recursos electrónicos. Estos son algunos de los datos estadísticos que avalan a esta Biblioteca universitaria y la posicionan como la más eficiente entre las bibliotecas universitarias españolas.
Pero, ¿cuál es la razón de su éxito? El excelente trabajo en equipo de este importante servicio universitario, según su directora, María del Carmen Martín Marichal. “Todo el personal de la biblioteca está implicado en la prestación de un servicio de calidad a la comunidad universitaria, facilitándole el acceso a las herramientas y recursos necesarios para que esta pueda desarrollar su cometido, bien sea en el ámbito de la docencia, del aprendizaje o de la investigación”.
Así, la Biblioteca de la ULPGC, con un presupuesto de 5,8 millones de eruos en 2019, contemplando el gasto en personal y en recursos de información, y con una plantilla de casi un centenar de trabajadores que presta sus servicios en los once espacios bibliotecarios ubicados en los distintos centros y campus universitarios de la ULPGC, logra superar en eficiencia a bibliotecas de universidades tan importantes como las de las universidades autónomas de Madrid y Barcelona, que le siguen en le ranking SECABA.
2020: un año difícil
La pandemia evidenció, en 2020, la importancia de impulsar aquellos servicios bibliotecarios ‘no presenciales’. Fue un año especialmente duro para la plantilla de profesionales de la Biblioteca de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, que, a pesar del confinamiento inicial, “se volcó en atender la virtualidad”, explicó la Directora de la Biblioteca, María del Carmen Martín Marichal. “Continuamos ofreciendo a la comunidad universitaria todo aquel material que requiriera para que se viera lo menos afectado posible en la formación no presencial y dimos acceso libre a muchos de los recursos electrónicos, formativos y de ocio”.
Pero, además, en 2020, la Biblioteca se implicó, de modo especial, en el préstamo de ordenadores portátiles al alumnado que sufre la brecha digital para que pudiera continuar la docencia no presencial desde sus hogares. Un esfuerzo que agradeció la comunidad universitaria en un año tan convulso en donde el trabajo en equipo fue esencial.